De cuando Barbate volvió a ganar el primer premio en el Falla

Hace un par de años se me ocurrió tener un detalle con Arturo Guzmán Rodríguez, más conocido como Arturito. El texto que a continuación redacto lo publiqué en el Trafalgar Información, sin firma, acto seguido el propio Arturo, además de su madre, me llamó para agradecérmelo, en una muestra más de su humildad y su elegancia. Lo coloco en este blog a petición expresa de varios carnavaleros.

Hoy día, a las puertas de una nueva andadura en el Falla, Arturo va a seguir siendo un estandarte del Carnaval barbateño y eso, a todos sus 'ompares', nos llena de 'odgullo y zatisfacción'. Al final, como viene siendo habitual, añado varios videos, de la trayectoria de este menda. Os recuerdo el artículo aquel y espero que os guste: 

Desde muy pequeño despertó aquella vocación interna del rugido propio de la llamada de don Carnal, pero como se hace aquí, en Barbate, en Cádiz. Siguiendo los pasos de sus dos hermanos, se embarcó, a muy temprana edad, en la ventura de salir en agrupaciones. Él veía como el ‘Rubio’ y el ‘Chico’ derrochaban arte en los escenarios del Falla y Cine Avenida y en los tablao de la capital y su pueblo. 

En ese Barbate mágico del carnaval, en el de los años 80, en los que todo el mundo participa en peñas o agrupaciones, en el de las grandes cabalgatas, los buenos concursos y los premios en el Falla, él inició su andadura apuntando maneras. El pequeño artista que canturreaba las canciones de sus hermanos junto con sus amigos, se estrenaba en las tablas. Agrupaciones como Sentrañitas mías o Vaya Cartelón, entraron en la lista de un joven comparsista que ya destacaba por su voz.

Poco a poco, con la ilusión que te dan los primeros años, los primeros aplausos, los primeros premios, el joven adquirió la confianza necesaria para entonarse unas colombianas que todavía resuenan en la memoria de los aficionados, cantando cositas de su tierra. Y es que, amén de la voz, según cuentan los que dicen “tenía un enorme sentido de la responsabilidad” y aunque era un niño, y se comportaba como tal, dicen los que cuentan “que sabía cuando era juego y cuando era ensayo”. 

El niño se hacía grande 

Llegó la pubertad para un joven comparsista con aspiraciones a llevar a su pueblo a lo más lejos, y como un payaso o un alquimista fue recreando historias en un retrato para enmarcar. El niño se hacía mayor y aunque llegarían momentos duros, con el venenillo de su madre, se entonaba con las saetas y desgranaba su voz al mecío de los costaleros. 

Las vivencias que con su grupo de siempre, sus amigos, se hacían cada vez más fraternas y tras varios años “olvidado” del mundo carnavalesco se colocó un birrete y se licenció en su regreso. La colombiana le estaba esperando y el Falla, aunque ni él se lo esperaba, le recordó en su regreso. Y así llegaría los mejores momentos sobre las tablas, recuerdos que llegaban a su mente y que el tiempo, afortunadamente, no borró. 

Y pensándolo más de dos veces, más por lo que dejaba atrás que por lo tenía por delante, se hizo un menda en Cádiz. Un sueño que soñó de alguna forma, pero de qué mejor forma se hizo realidad. Un menda que de la mano de gente a la que admiraba, que se había visto reflejado en más de una ocasión y que, sin traicionar a nadie, se involucró con ellos. 

En los altares

Y así llegarían momentos inolvidables, finales que ya ni recordaba y que se quedaría a las puertas de ser lo máximo en la comparsa. Eso poco importaba porque sabía que de seguir así, la cosa funcionaría. Y de qué forma... mientras sus amigos de siempre lo entendían perfectamente llegando de otra galaxia, él retornaba del más allá trasnochando fase por fase  hasta morder un tercero, que supo a poco. Su melódica voz dejaban a más de uno con él corazón inquieto y de qué forma defendía esa copla cantada a su propio acento andaluz pueblerino. 

Y llegó el día, casi treinta años que Barbate no ganaba un primer premio. Y esa madrugada fue Barbate quien ganó, fueron amigos, fueron hermanos, fueron compañeros los que ganaron y Barbate se hizo santo, como un milagro más del Dios Momo por carnaval.

No es que seas un santo precisamente, algo trasnochador y eso sí, hecho un menda, hoy tu pueblo está en deuda y los reconocimientos están para darlos y no para guardarlos, aunque teniendo siempre en cuenta que el carnaval no es más que carnaval. Hoy esto que aquí se escribe no es más que el pensamiento de alguien que puede ser compartido o no, pero lo que no se puede poner en duda es la trayectoria de ese niño, que un día se hizo grande y que hoy ha subido a los altares de las comparsas de Cádiz. No es un autor, no es un director al uso... es un componente. Un comparsista, artista, compañero, amigo y un barbateño. Felicidades Arturo.

Entrevista a Arturo, minuto 7'22''

Arturo por colombianas en Cositas de mi Tierra (la lía parda en cabrón)

Presentación de Los Licenciados (su primera de adultos)

En la I Antología de Portus Baessipo (gran pasodoble a su hermana)

Arturo cantando por los mendas

Por los príncipes

Con el Ale por Buenas Nuevas